Me gustaría decir que todas y cada una de las cosas que hago las hago a conciencia y siendo consciente de cada una de las consecuencias. Pero no es así. Soy imperfecta. Inconsciente. Impaciente. Insoportable. Infantil. Inútil. Inarreglable.
Inigual.





20 de mayo de 2015

Tú, mi preposición favorita.

Mi vida era un constante vaivén de siempres sumidos en monotonía. Y apareciste tú y llenaste mi mundo de preposiciones. A duras penas era capaz de articular palabras ante el  son de tus olas rompiendo contra mis rocas. Contra corriente me llevabas dejándome llevar por tu marea. Bajo presión siempre he funcionado mejor. Desde ti eso cambio, me acostumbré a creer en los planes de larga distancia. Cabe decir que sin ti esta pistola hubiera disparado solo balas perdidas. Con tu catalizador potenciaste la tormenta que pasaba por mi cabeza y supiste darle vida a este desierto yermo. Contra todo pronostico pasaste mi mundo monocromático por un sinfín de gamas de colores que ni siquiera alcanzaba a imaginar. De nuevo me sumergí en un mundo fantástico de hadas , donde sólo podía entrar si tú me llevabas de la mano. En definitiva, hiciste que cambiara mi concepción de la soledad y ya no me parecía algo tan maravilloso. Entre aquellas sabanas encontré un sinfín de religiones, desde tus miradas pícaras hasta tus sonrisas más sinceras. Hacia ti el camino era empedrado y sinuoso. Tuve que pasar por el borde de muchos acantilados, aunque no tenia miedo de caer, si eras tú el destino de mi viaje. Según el nuevo punto de vista que me regalaste me veía capaz de todo. Por ti. Para ti. Sin ti. Mi vida comenzó a desmoronarse como un reloj de arena. Grano a grano. Lento. Doloroso. Sobre mis hombros cayó todo el peso de tu ausencia. Tras de ti solo quedó oscuridad y eso colores apagados que se quedan con la falta de luz. De tu luz. Hasta siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario